Page 60 - La Nuit des Feuillentines

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Español
Breve presentación de la « génesis » de este trabajo cuyo objetivo es ayudar a una mejor
comprensión de los dibujos.
Después de haberlo madurado durante largo tiempo y con el fn de penetrar lo más
posible en el misterio de esta noche pascual vivida por Santa Juana de Lestonnac, en
la que pasó de las tinieblas más oscuras de la desolación a la consolación más clara y
luminosa, después de haber leído y releído el relato de esta noche para apropiármela, sólo
me restaba encontrar cómo poner manos a la obra para expresar algo que respondiera a
la verdad de lo acontecido.
De entrada, renuncié a una mera reconstrucción histórica (lugares, parecidos, trajes...)
Únicamente buscaba cómo expresar mejor o al menos lo menos mal posible, las diferentes
mociones del alma de Juana de Lestonnac ante lo acaecido y ante su Señor.
Después pasé a dividir el texto tomando, uno tras otro, los diferentes momentos del
proceso.
Llegué a distinguir seis “momentos” de lucha y de tinieblas a cuyo término se da un
momento hermoso de gran sosiego, seguido de otros tres de consolación, visiones y luz
en el camino que se abre ante sus ojos.
En total, diez imágenes y un breve comentario que ayude a comprender la historia.
1.- Siguiendo literalmente el texto, escogí representar a Juana prosternada, con un amplio
atuendo de noche, aplastada bajo el peso de la incomprensible “desgracia”. Quiere vivirla
con Dios. Juana evoca la silenciosa, humilde, amorosa y fel presencia de Dios. Delante de
ella, en el suelo, hay un punto de luz que no percibe. Este punto de luz lo encontraremos
en cada uno de los momentos vividos durante la noche hasta que llegó el sosiego, dando
así unidad en la sucesión de imágenes.
2.- Recuerda tantas victorias que han hecho sangrar su corazón: las conseguidas sobre su
familia (Landirás), el mundo (Burdeos), ella misma (el barco que la llevará a Toulouse)...
Todo esto ¿para nada? ...
3.- “¿Me equivoqué cuando creí seguir vuestras órdenes?” Sin embargo ¡no actuó a la
ligera! La imagen la muestra completamente encogida, como encerrada bajo una especie
de bóveda de poca altura, de gruesos muros y oscura; bóveda que iremos encontrando
cada vez más tenue, elevada y clara, hasta llegar al sosiego, momento en que se abrirá en
su parte superior para dar paso a la manifestación del Espíritu Consolador.
4.- En un fuerte impulso hacia Dios, Juana le suplica: “Habladme vos mismo”. Está
totalmente concentrada en el único deseo de conocer y llevar a cabo la voluntad de
Dios. No quiere otra cosa, de modo que si es Él quien la “saca” de las Fuldenses, queda
totalmente consolada.